Uno de esos días donde decides dejar el pasado atrás y seguir con lo que se supondría que tenías que hacer, es lo que me acecha este domingo en particular. Recién me he levantado, ni hambre, ni ganas de comer ni de hacer nada. Particularmente me siento despierta, desnuda, con ánimos de salir en bolas a la calle nomás para ver qué cara ponen todos. Y es que cuando un domingo en particular eres de ésas personas con tinte filofófico y eres arrojado bruscamente a la realidad, es difícil, pues te dicen continuamentw que todo lo haces mal, nada te sale bien, eres demasiado flojo, demasiado confiado, demasiado pesimista y mentiroso, Tú ya lo sabías, pero escucharlo de los labios de la persona que amas y que supuestamente te ama, ya es otra cosa. Y es bien sabido que lo eres, pero no te das cuenta de eso. Maldita sea la hora en que dejaste asuntos sin concluir, maldita la hora que decidiste tomar este camino tan pedregoso, has aprendido alguna que otra lección sin tomar nota. Y maldito t...
Por Adriana G. Cortés