Mi mamá siempre ha sido una mujer fuerte, valiente, aunque un tanto ingenua. Se levantó temprano y salió, llevándose consigo una bolsa de mandado lo suficientemente grande para cargar un cadáver y a mi hermano mayor por que "iban a dar despensa". Yo los acompañe nomás por que no tenía nada que hacer. El día anterior llegó a la casa un tipo extraño, huraño, de esas gentes que parecen haber amamantado con limones, queriendo parecer eufórico y atento. Le obsequió a mi madre un boleto para una supuesta despensa, y yo le pregunté de qué partido era. -De ninguno en especial- parecía sorprendido- somos de una sociedad autónoma. -Y...¿de dónde salió el dinero para eso, entonces?- cuestioné. -Ya, chamaca, no le digas esas cosas al joven- me dijo mi madre. El tipo se vió aliviado y "por que le había caído bien" me dió uno de esos ridículos boletos a mí. También por eso fuí. A lo mejor nos servía para algo, y entendía a mi madre. Con la situación actual del país, que te re...
Por Adriana G. Cortés