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Mostrando las entradas de enero, 2013

Aún no me he ido

Siempre supe que tenía que enfrentarme a una de las palabras que me agobian: razones. Para mí era como un cuchillo al rojo vivo saber el motivo de su llamada desde el primer timbrazo, por la forma petulante de pronunciar cada oración y el pesar que se le denotaba en la voz. La voz de mi pianista, que cantaba hermosas melodías para mi, mientras sus manos acariciaban las teclas del piano, ahora sonaba cargada de nostalgia  de duda. Y yo sabía por qué. Por que tengo esa horrible necesidad de jugar juegos que de antemano sé que voy a perder. Por que siempre dejo asuntos sin concluir. Por que a pesar de mi egoísmo en los sentimientos, de mi introversión respecto a las cosas que considero no les importan a nadie, tengo esa tendencia al miedo de las reacciones que las personas al rededor pudieran tener, no en relación a mi o al que dirán, sino precisamente con respecto a mi y a lo que puedo causar.  Cosas muy banales como en una ópera surgieron de repente, como el...

Crónica de un pianista

Recuerdo casi con nostalgia, a pesar de haber sido hoy, la visión de su espalda desnuda, acariciando las teclas del piano que tenía  frente a sí, ignorando los ruidos de la ciudad y sólo concentrado en tocar aquella melodía que me producía un nudo en la garganta. De arriba hacia abajo, acariciaba la espalda de mi pianista  extasiada por la tersura de su piel y embriagada también por los acordes que salía de aquel piano. Podía quedarme horas sin moverme sólo mirándolo tocar, tenia una gracia infinita en la manera de mover los dedos y crear armonías. Sin embargo, su hábito de soñador a veces no concordaba demasiado con mi manera literal de ver las cosas, y aunque él decía quererme demasiado, lo nuestro sencillamente no funcionó. A pesar de tener una química casi perfecta. A pesar de nuestros gustos tan similares y diferentes. A pesar de todo, un día un ente del pasado ensombreció sus canciones y dijo que sencillamente no podía lastimarme más. Un día simplemente se ale...