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Mostrando las entradas de 2013

15 Razones para vender el alma al Diablo

Allá por 2006 era una adolescente arruinado por el amor. Y años después, en la preparatoria era una adolescente arruinada por sí misma, vaya que cabe tanta esperanza en la desesperanza de un adolescente. Alcohol, poesía y blasfemia fueron tres hadas que se hicieron presentes para darme la palmada en el hombro. Una tarde particularmente desesperada se me ocurrió vender mi alma al Diablo. Encerrada en mi habitación me puse a gritar: “Si existes, ¡aparécete hijo de puta!”. No hubo respuesta salvo tres hadas perennes: alcohol, poesía y blasfemia. The Imaginarium of Doctor Parnassus o cómo vencer al tiempo con la chaqueta onírica. La película de Terry Gilliam tiene un mandamiento: “Imaginación, lo que me gusta sobre todo de ti es que no perdonas”. Su nueva bofetada hace preguntarse ¿bajo qué circunstancias venderías tu alma al Diablo? 1 El alma por un trago de cerveza a las 15:30 horas un viernes después del trabajo. 2 El alma por poseer ese ‘medallón del silencio’ de aquel capít

Dios nos libre de nosotros mismos

“¿Ya vieron la última película de Derbez? Está de pelos, deberían darle un Oscar al weeey, mínimo”, dice un imbécil que está sentado junto a mi mesa y es inevitable voltear a verlo con inmediatas ganas de ahorcarlo con su propia corbata. Sus cuates, igualmente trajeados y con zapatos cuyo precio equivale al sueldo mensual de una afanadora, parecen estar de acuerdo. En ese instante me dan ganas de decirle que el día que Derbez gane un Oscar será una señal inequívoca del Apocalipsis, pero estoy segura que tardaría media hora en reflexionar y captar el sarcasmo. Estoy rodeada de estúpidos que hablan de coches, dinero y viejas, pendejos infieles, sexo y viejas, pendejos infieles. fútbol y viejas, drogas y viejas... así que soy presa de un ataque de ansiedad, como si en cualquier momento me fuera a parar y mentarle la madre a todo mundo, pero hago un esfuerzo y afortunadamente en ese momento entra Adrián y gira la cabeza buscándome hasta que me mira, sonríe y saluda con la mano de mane

Quizá una rutina

Yo escribo, por que me encanta leerte, escondido entre mis lineas, sin embargo, me acosa una huelga de versos, en la que me niego a escribir de ti, todo con tal de no pensarte, é no sabe que el verdadero motivo fuiste tú, y tan perverso es el mundo que nunca sabrás, lo que eres para mi. Dejemos las miradas a escondidas, los reclamos enredados, dejemos de ser lo que somos para ser lo que un día aun por minutos fuimos, no quiero decir en este verso que, te quiero, no pienso mencionarlo y menos gritar cuanto te extraño, mejor que el tiempo decida el momento para toparnos de frente.  Como cualquier ser humano, no tolero el dolor. Es una sensación parecida a la asfixia, y me temo que es precisamente eso. El dolor emocional hace que la poca alma que me queda, o los retazos de ella, se asfixien en un mar de dudas y aflicciones baratas que cualquier borracho de cantina podría bien ponerse a describir. Técnicamente soy un bohemio encerrado en el cuerpo de una joven adulta, que se mantiene sol

A lo mejor un desvelo

Tú eres mi excusa perfecta para sonreír como idiota y sufrir de insomnio. Creo que lo que me mantiene en desvelo son sus ojos. Sí, esos Ojos, el Amargo pero Adictivo Negro de sus ojos. Porque la obsesión de dormir contigo es la que, irónicamente, hoy no me deja dormir.  Creo que lo que me mantiene despierta es el tono de su voz. Sí, esa varonil voz, la gruesa y sensual voz, que somete tiernamente. Y si disfruto el desvelo, es por que la mágica sensación de fundir las miradas con los sueños se convierte en el principio de la Eternidad.

#MUDANZA

La historia comienza con tres @ y termina con dos. Con un solo hashtag, como mantra que se repite insistentemente: #mudanzas Un computador encendido en la penumbra. Y una canción. Ana escribe por las mañanas. A veces también por las tardes. Es una costumbre ya, un hábito, como lavarse los dientes o tomar las tres tazas de café de su desayuno. Le gusta comentar artículos de periódico (generalmente de cultura y espectáculos), citar algún verso de sus poemas favoritos, regalar el link a una buena canción. Va a cambiarse de casa luego de tres años compartiendo espacio con una amiga de infancia. Quiere vivir sola, ver qué se siente. Lentamente va guardando los libros en cajas, no sin antes marcar en su exterior (con un lápiz morado para la ficción, verde para la no ficción) los detalles de su contenido. Rodrigo deja las llaves sobre el mesón de la cocina. Fueron las instrucciones de Ale y él va a respetarlas. Da un último vistazo al apartamento, pequeño, mínimo y tan limpio

Reflejos

 Salvador siempre ha sido un tipo más bien déspota, orgulloso y con un humor muy ácido. Catalogado como un sujeto prepotente y cínico, ha sido mi acompañante durante todos estos años, en los cuales los cambios han hecho estragos en mi vida y los sentimientos florecientes no le dan tiempo de pestañear. Mi sensibilidad a veces le choca, encuentra mis chistes pésimos y me considera una niña a pesar de haber crecido juntos y tener exactamente la misma edad, sin embargo, en sus ojos, observándome siempre de manera crítica, puedo ver que además del orgullo que profesa, hay hacia mí un cariño de veras sincero. Me sobreprotege demasiado, al grado de detestar a cualquier persona que se me acerca, mirándolas siempre con ese aire intimidante que a la gente le resu lta altamente irresistible y terminan acercándose tan sólo para hablar con él. Su protección a es la que se le da a una hermana, a una amiga o a veces sus celos son tan grandes que son como los que se profesan a una amante. Salvador ha