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Mostrando las entradas de febrero 4, 2013

No te permito llorar

Las noches de febrero se caracterizan por ser frías, algunas lluviosas, pero aquella era especialmente gris y penosa. La gente bajo las sombrillas se ocultaba de la fina llovizna que apenas acariciaba el rostro, fría, certera. Y también llovía en mi interior, exteriorizándose como lluvia en mis ojos, Las lágrimas caían sin que nadie se diera cuenta y yo no sabía por qué. Encendí un cigarrillo mientras esperaba el transporte, tan sólo quería olvidar la escena de la mañana de aquel lunes de febrero, que me lastimaba por alguna razón, a pesar de que, una noche anterior, me juraba que era lo correcto. El muchacho era alegre, vivaz, me protegía como si fuese su mayor tesoro y durante nueve meses parecía ser el centro de su mundo. Su vasta adoración me hacía sentir importante, no al grado de enriquecer mi ego, sino al grado de enriquecerlo a él. Por ello, cuando decidía poner fin a la relación, siendo que quería dedicarme de lleno a mi pianista, sus ojos se nublaron y la más profunda tris