Allá por 2006 era una adolescente arruinado por el amor. Y años después, en la preparatoria era una adolescente arruinada por sí misma, vaya que cabe tanta esperanza en la desesperanza de un adolescente. Alcohol, poesía y blasfemia fueron tres hadas que se hicieron presentes para darme la palmada en el hombro. Una tarde particularmente desesperada se me ocurrió vender mi alma al Diablo. Encerrada en mi habitación me puse a gritar: “Si existes, ¡aparécete hijo de puta!”. No hubo respuesta salvo tres hadas perennes: alcohol, poesía y blasfemia. The Imaginarium of Doctor Parnassus o cómo vencer al tiempo con la chaqueta onírica. La película de Terry Gilliam tiene un mandamiento: “Imaginación, lo que me gusta sobre todo de ti es que no perdonas”. Su nueva bofetada hace preguntarse ¿bajo qué circunstancias venderías tu alma al Diablo?
1 El alma por un trago de cerveza a las 15:30 horas un viernes después del trabajo.
2 El alma por poseer ese ‘medallón del silencio’ de aquel capítulo de La dimensión desconocida para quedarte solo en el mundo junto al hombre que amas.
3 El alma por un King Kong que te lleve la chingada y muy lejos de aquí.
4 El alma por volver a aprender a andar en bici con tu papá.
5 El alma por ponerse una borrachera con Cristo y exigirle estar esa noche en el Paraíso.
6 El alma por ver la telenovela de las siete con tu mamá, aunque no te guste sólo por verla feliz.
7 El alma por un cigarro el día del Juicio Final.
8 El alma por lanzar el pase de anotación de la victoria en un Super Bowl.
9 El alma por volver a abrir el empaque de aquel carrito a control remoto el día de los Santos Reyes.
10 El alma por volar durante dos horas sin destino alguno.
11 El alma por volver a pasear con tu perro que se fue en 2008.
12 El alma por morir haciendo el amor.
13 El alma por el puro gusto de entregarla.
14 El alma, la puta alma…
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