Siempre que iniciamos una nueva etapa hay un margen de error. Puedes fracasar, echar al vacío tiempo y esfuerzo mientras - quién sabe que fuerzas - se encargan de hacerte más miserable. O puedes triunfar y ver tranquilamente cómo uno a uno rus sueños van cumpliéndose, acoplándose como un perfecto rompecabezas. Hay variables que nunca podrás adivinar.
Mi miedo al fracaso es tangible. Lloro sin razón y me siento idiota. Valiente forma de afrontar las cosas. Sin embargo, el riesgo inminente de fracasar es también un tónico contra el vacío que siento actual, es decir, es algo nuevo que experimentar: yo ya no creo en mí. La alegría de una nueva oportunidad se ve empañada por un sin fin de temores. No sé si me irá bien o mal, algo ha hecho que desconfíe hasta de mis capacidades y maquilo ideas absurdas, una más tonta que la anterior. De repente me detengo y encuentro algo que me hace retroceder y por li menos, intentarlo. Ya no hay miedo, pero si una sórdida curiosidad por saber que ocurrirá después. Y sólo atino a preguntar ¿cuánto me volví tan estúpida?
Mi miedo al fracaso es tangible. Lloro sin razón y me siento idiota. Valiente forma de afrontar las cosas. Sin embargo, el riesgo inminente de fracasar es también un tónico contra el vacío que siento actual, es decir, es algo nuevo que experimentar: yo ya no creo en mí. La alegría de una nueva oportunidad se ve empañada por un sin fin de temores. No sé si me irá bien o mal, algo ha hecho que desconfíe hasta de mis capacidades y maquilo ideas absurdas, una más tonta que la anterior. De repente me detengo y encuentro algo que me hace retroceder y por li menos, intentarlo. Ya no hay miedo, pero si una sórdida curiosidad por saber que ocurrirá después. Y sólo atino a preguntar ¿cuánto me volví tan estúpida?
Comentarios