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Nada

Estos días los he pasado sin tener conciencia de mí misma. O, más bien, teniendo demasiada conciencia de mí misma. Es un estado en el que no estás seguro que eres tú, y te preguntas constantemente cuántos eventos tuvieron que ocurrir para que estuvieses aquí, en este momento, preguntando tantas cosas. Sientes tu presencia de manera fantasmal, mirando todo a traves de un cristal empañado por el tiempo y las lágrimas, aprecias tu figura encorvada, como sin vida, un manchón apenas visible en la línea del tiempo, un grano de arena en la inmensidad de la nada, mirando torpemente los retazos de la misma alma, sin sentir nada, si acaso un ligero pinchazo de dolor en el pecho. Miras a los lados, te preguntas si alguien en alguna parte del mundo, al otro lado, se siente de la misma manera y sólo atinas a esbozar una leve sonrisa carente de sensaciones, como una torpe máquina a la que han tirado a la basutra por tener demasiados desperfectos. Por ser demasiado humana.

 Apenas sé del amor, tanto o menos de lo que sé de la vida. La mayor parte de la gente no sabe nada, es probable que yo tampoco pero he escuchado que te hace sufrir si no eres correspondido. Creo, incluso puedo afirmar, que el no ser correspondido es una de las facetas de dolor más leves, pues siempre hay algo peor. El que el ser que amas te lastime, una y otra vez, en su necesidad de buscarse a sí mismo, sin tener en cuenta el sufrimiento, que no le importe, o no sé de cuenta, o no quieras decirselo por temor a paliar su libertad de cometer errores, puede ser la segunda faceta de dolor. No lo sé. Para quien nunca había entregado tanto, ni había amado siquiera, eso puede ser un nuevo nivel de dolor. Y para quien apenas entiende sus propios estados de ánimo, es todo un descubrimiento, e incluso se disfruta, palpas el dolor como si estuvieses evaluando una pieza fina de arte, sientes su textura, pruebas el material, te maravillas con todas sus formas y lo dejas en su sitio de nuevo, pero luego visualizas una línea pequeña, o una grieta que no habías visto y vuelves a la tarea de admirar aquella pieza. Así hasta que la sensacion te ha hecho demasiado daño y ya no puedes sentir nada más, pues en tu afán de entenderlo olvidaste las piezas que ya habías apreciado, y buscas otra sensación nueva que explorar para ya no sentir dolor.

Me pregunté cientos de veces cómo era capaz de hacerlo, por qué él podía hacerlo y yo no era capaz de siquiera posar la mirada y tener algún pensamiento. Leí cientos de veces que estaba irremediablemente enamorada, sin embargo, yo adjudicaría más crédito al hecho que estoy irremediablemente atontada. Me siento culpable de cosas que no he hecho, me siento responsable de mi propio dolor por no ser suficiente. He tenido la necia idea de la dulce venganza, pero no tengo el valor de verle sufrir por mi causa. Creo que ese es el problema, ya nadie se atonta así. Todos son presas del bajo instinto humano de aparearse sin amor, todos son víctimas de una sociedad que te dicta como debes ser, de ser querido y admirado por todos, el buscar tu lugar entre un monton de asientos vacios que no juzgas sufucuentemente cerca del escenatio como te gustaría. Ya nadie se maravilla con la forma de las nubes, todos se creen poetas cuando al más minimo roce de viento se vienen abajo como un castillo de naipes. Ya nadie cree en las mariposas ni a nadie le importan las puestas de sol o la lluvia. Todos somos demasiado frívolos adquiriendo deudas que no podemos pagar, ya nadie ama como se debe de amar, todos están en un egoísta contrato, que malsanamente llaman "amor", a algo que jamás van a entender, ni siquiera yo entiendo, un concepto tan abstracto y a la vez tan simple que siempre va a hacerte daño. Siempre, no importa que tan perfecto seas, ni cuánto entregues, ni siquiera cuánto ames, siempre, siempre va a hacer falta algo, y a nadie le interesará si quieres o no por que únicamente tendrás dos opciones, o quedarte a contemplar cómo la persona que amas se busca a sí mnismo llevándose cada vez una porción de tí, o irte y salvarte, pero nunca se toma esta opción. No importa cuán lógica sea o si es lo mejor para tí, siempre buscarás el bien de esa persona. Ya nadie ama así.

 En la búsqueda de la felicidad siempre pasas por alto las cosas más simples, un viaje lejano, una caricia en tu pelo, tus padres, tus amigos, tu tristeza, el ser, la nada... estoy a punto de perder ese algo que me hacia sentir diferente, poco a poco siento como me voy cayendo a pedazos, la felicidad ya es sólo una máscara mientras siento como me desmorono por dentro, como todo lo que yo amaba me abandona, me da la espalda, me dice que me ama pero a la vez me hace daño. Cómo en un mensaje de texto puede caber tanto llanto, me pregunto, cómo puedo seguir engañándome, pensando que voy a poder, por que irremediablemente, terminaré hecha jirones, destrozada, y las emociones que logré procesar no van a valer ya nada pues ya no lograré sentir nada. Y, ¿saben que? probablemente ese sea mi deseo más ferviente. Ya no sentir nada. Y nuevamente te observas desde el otro lado del espejo...

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