¿Qué es el miedo? ¿Esa sensación de querer desaparecer? ¿Una infracción, tal vez? ¿Esa sensación de ahogamiento que acompaña luego de una noche en que no recuerdas que hiciste?
Tal vez sea un suspiro, o una ridícula colección de fotografias del pasado. Tal vez sea la sensación que me da pensar las decisiones que he tomado, un poco de ignorancia, quizá el sentimiento que me da el recordar a los ue ya se fueron, que pronto tendré que enfrentar ese mismo destino. Podrían ser los fantasmas del pasado que acechan, los míos propios y los de alguien más, quizá es la respiración gélida de la muerte o un cambio drástico de humor. No puedo describir el miedo, de alguna manera algo me lo impide, como una trampa invisible que hace que todos mis esfuerzos por decir la verdad no valgan la pena. Sin embargo, sé cómo se siente.
Puede venir difrazado de cualquier cosa, en este caso de amigo, de una persona desorientada y agradable que no tenía intención de hacer mal. Pero, nadie tiene intención de hacer mal. Son sólo las decisiones desesperadas que se toman, como las que he tomado yo, al negarme a mí misma lo ocurrido, negárselo a los demás y creer que la versión que se contó era cierta. A pesar de saber que perdería una parte importante. A pesar de que sabía que me podría perder a mi mis aen el proceso. Que podía perderlo todo, aún así me arriesgue a decir una mentira para oculytar la verdad, ni siquiera en mi beneficio. ¿Qué me orilló a hacer tal cosa? ¿Candidez extrema? ¿Soledad? ¿Aturdimiento? Miedo...
Mi miedo sólo se transformó en un ente casi con vida propia que no se atrevió ni siquiera a somar la cabeza sino hasta que el alcohol hizo lo suyo, ya demasiado tarde quizá. Mis lagrimas resbalaron, por una causa totalmente errónea, se desperdiciaron. Ahora cada que tengo la oportunidad las utilizo, cuando siento que me queman las dejo salir. La razón es sencila, las hecho de menos de vez en cuando. La excesiva soledad, tal vez el egocentrismo, me hacen oensar que quipza yo ya no tengo remedio. Que volveré a mentir para ubrir a quien me hizo daño. Mi pregunta principal no ha sido resuelta. ¿A que le temo? A que me haga daño de nuevo. A que nos haga daño de nuevo. Sé que quizá ya no podría, pero hasta donde ha llegado, empiezo a pensar diferente. Tomarse tantas molestias para destruir la vida de alguien denotan quizá un enojo interno, pero ya da igual. El daño se hizo. La herida no dejará de sangrar, por que no tengo pruebas. ¿Que hago? Enfrentalo. Vengate. Rie. Enfrentalo, enfrentalo, enfrentalo...
Tal vez sea un suspiro, o una ridícula colección de fotografias del pasado. Tal vez sea la sensación que me da pensar las decisiones que he tomado, un poco de ignorancia, quizá el sentimiento que me da el recordar a los ue ya se fueron, que pronto tendré que enfrentar ese mismo destino. Podrían ser los fantasmas del pasado que acechan, los míos propios y los de alguien más, quizá es la respiración gélida de la muerte o un cambio drástico de humor. No puedo describir el miedo, de alguna manera algo me lo impide, como una trampa invisible que hace que todos mis esfuerzos por decir la verdad no valgan la pena. Sin embargo, sé cómo se siente.
Puede venir difrazado de cualquier cosa, en este caso de amigo, de una persona desorientada y agradable que no tenía intención de hacer mal. Pero, nadie tiene intención de hacer mal. Son sólo las decisiones desesperadas que se toman, como las que he tomado yo, al negarme a mí misma lo ocurrido, negárselo a los demás y creer que la versión que se contó era cierta. A pesar de saber que perdería una parte importante. A pesar de que sabía que me podría perder a mi mis aen el proceso. Que podía perderlo todo, aún así me arriesgue a decir una mentira para oculytar la verdad, ni siquiera en mi beneficio. ¿Qué me orilló a hacer tal cosa? ¿Candidez extrema? ¿Soledad? ¿Aturdimiento? Miedo...
Mi miedo sólo se transformó en un ente casi con vida propia que no se atrevió ni siquiera a somar la cabeza sino hasta que el alcohol hizo lo suyo, ya demasiado tarde quizá. Mis lagrimas resbalaron, por una causa totalmente errónea, se desperdiciaron. Ahora cada que tengo la oportunidad las utilizo, cuando siento que me queman las dejo salir. La razón es sencila, las hecho de menos de vez en cuando. La excesiva soledad, tal vez el egocentrismo, me hacen oensar que quipza yo ya no tengo remedio. Que volveré a mentir para ubrir a quien me hizo daño. Mi pregunta principal no ha sido resuelta. ¿A que le temo? A que me haga daño de nuevo. A que nos haga daño de nuevo. Sé que quizá ya no podría, pero hasta donde ha llegado, empiezo a pensar diferente. Tomarse tantas molestias para destruir la vida de alguien denotan quizá un enojo interno, pero ya da igual. El daño se hizo. La herida no dejará de sangrar, por que no tengo pruebas. ¿Que hago? Enfrentalo. Vengate. Rie. Enfrentalo, enfrentalo, enfrentalo...
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