Saboreo en los labios un gusto amargo, un poco a culpa y en su mayor parte a frustración. Yo no tengo pruebas concretas que lo merezco, que soy yo quien más le ama y que soy yo quien no quiere verle sufrir más. Pero, ¿cómo demostrarlo? Con hechos firmes y sin conjeturas. Desde aquel día lleno de tintes teatrales y lágrimas vizcosas y sucias, decidí hacer todo bien. Y sin embargo pareciera que todo saldrá mal siempre.. Pero no. Esta noche él llegará, me tomará en sus brazos y me mirará con esos ojos que amo, ese adictivo negro de sus ojos, me dira, te amo, te he extrañado todo el día y yo sonreiré, le besaré el cuello y dirá que desea descansar. Cuando la luz se apague y yo me recueste en sus brazos, el besara mi frente, y con dulzura me dirá que está enamorado, locamente enamorado. Le susurraré un te amo al oído mientras sus labios buscan mis pechos y, a tientas, con un candor irreconocible, busca abajo de mi sudadera lo que tanto anhela. Me besará en los labios, y mientras me acaricia suavemente el cuerpo, me dira un dulce te amo, buscando en mi entrepierna lo que grita por ser poseído. Me tomará, de una manera loca, apasionada, casi desesperada, olvidará todo y yo también mientras mis uñas certeras le arañan la espalda. Deseo, amor, entrega... no existe más. Deseo, amor, entrega, hasta que, llegado el éxtasis, la descarga criminal llegue a nuestros cuerpos, que, fatigados, caerán en los brazos del otro en un incontenible suspiro inundado de amor. Te amo, te amo, te amo...
Ayer en la noche mis hermanos Alex, Mateo y yo estabamos alimentándonos sanamente con mi vicio de los fruti lupis. Entonces nos preguntábamos si es que alguna vez habían existido los fruti lupis o si todo era producto de un delirio colectivo del pueblo mexicano. "El otro día pensaba en esto tambien" -comentaba Alex- "y supongo que debe haber una prueba de que habían existido, algo asi como que hubiera una caja, por ahí, que dijera así: Fruti Lupis". Al principio yo había dudado de mi memoria, seguro que todo era porque así escuchaba que decían los adultos cuando era chica. Digo, todavía no sabía leer (y mucho menos en inglés) cuando empecé a comer cereales coloridos y ultra azucarados. La cosa es que cuando Alex mencionó la palabra "caja" de repente un foquito se me prendio, ¿ quien decia que no habia ninguna pinche caja de Fruti Lupis?. Sí....en algún momento, tal vez, sólo tal vez, existió una caja que decía Fruti Lupis. Pensemos bien. Todavía te cre
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