Mi mamá siempre ha sido una mujer fuerte, valiente, aunque un tanto ingenua. Se levantó temprano y salió, llevándose consigo una bolsa de mandado lo suficientemente grande para cargar un cadáver y a mi hermano mayor por que "iban a dar despensa". Yo los acompañe nomás por que no tenía nada que hacer. El día anterior llegó a la casa un tipo extraño, huraño, de esas gentes que parecen haber amamantado con limones, queriendo parecer eufórico y atento. Le obsequió a mi madre un boleto para una supuesta despensa, y yo le pregunté de qué partido era.
-De ninguno en especial- parecía sorprendido- somos de una sociedad autónoma.
-Y...¿de dónde salió el dinero para eso, entonces?- cuestioné.
-Ya, chamaca, no le digas esas cosas al joven- me dijo mi madre. El tipo se vió aliviado y "por que le había caído bien" me dió uno de esos ridículos boletos a mí. También por eso fuí. A lo mejor nos servía para algo, y entendía a mi madre. Con la situación actual del país, que te regalen un bolillo duro es ya una bendición, lo que me parece repugnante es que lucren con la necesidad de la gente. Comentaba hace ya bastante tiempo con Valencia y con Rico que la política es sólo un negocio en el que se dan falsas esperanzas, donde se aplican métodos incorrectos y se basan en problemas inexistentes para luego lucrar con el problema real resultante de toda la metodología. Y parece que funciona, por que cuando llegamos a la placita, ésta ya estaba atascada de gente. Ancianos, mujeres, niños, personas de mi edad y más jóvenes estaban reunidas. Parecía que iba a ser un evento en grande. Eran las 11:00 am y el sol estaba casi en su cenit, el calor estaba insoportable y todos tenían la esperanza dibujada en el rostro. Las señoras llevaban su "bolsa para cadáver" y comentaban sobre lo que pasaría. Esperanza.
Pasaron cerca de dos horas y la brigada no llegaba. Algunos, ya desesperados, decidieron irse. Muchos de nosotros no había comido absolutamente nada antes de salir, y si traías dinero, comías en cualquiera de los puestecitos miserables de ahí, si no, no. Nosotros éramos de los tantos que no traían dinero, pues se suponía que la cita era a las 11:00 y no se tardarían más de media hora en entregar lo que se supone darían. Fue entonces cuando empezaron a repartir propaganda electoral de "Vota PAN".
-¿No que no eran de ningún partido?- pregunté. El tipo se limitó a sonreírme, pero fulminándome con la mirada, entregándome el folleto de colores chillantes con el nombre de un sujeto que yo no conocía, postulándose como diputado local. Pasaron más de 40 minutos y nosotros seguíamos ahí, parados, como imbéciles. Vaya, para tardarse tanto debía ser una despensa muy bien surtida. Llegó entonces un camión lleno de tipos con la camiseta panista, echando porras con la hipocresía al máximo nivel. "¡PAN! ¡PAN! ¡VOTA POR EL PAN!" me gritó una chica de lentes, mientras me daba una playera y una banderita ridícula. Un tipo de no más de 25 años, haciendo gala de "experiencia" nos dió un sermón sobre las necesidades de Xochimilco, y en especial, de nuestro pueblo.
-...¿entonces van a votar por el PRD de nuevo, para que no les cumpla? ¡yo doy la cara por ustedes si nos dan la oportunidad!- No sabía mentir. Su lenguaje corporal no decía nada. Bueno, sí. Mentiras. Manipulación. Echarle carrilla al PRD, al PT y a los demás partidos. Oratoria experta en el debate y la mentira, a pesar de su juventud. Muchas personas hicieron una porra al tal Rodrigo. Mi hermano arrojó la playera al piso, ante la mirada atónita de las "porristas" con camiseta panista.
Llegan tres horas tarde...nos dejan en el sol...y además nos obligan a escuchar mentiras. Mentiras que muchos creyeron, para que al final, formados en dos filas y a empujones, recibiéramos una bolsa con cuatro mangos. Cuatro mangos, eso es lo que vale el voto, el tiempo, la necesidad, las mentiras, el cansancio. Me salí de la fila antes de fuera mi turno. El candidato me miró, me sonrió, y dijo "¿Qué no quieres tus manguitos?". Sólo pude sonreirle, con el mismo cinismo que él.
Que vamos a estar mejor. Mentiras. La necesidad hace que la gente venda su libertad, su dignidad, por que el instinto de supervivencia es más fuerte que todo. Ahora, en su página de internet, los editores deben estar reescribiendo lo que sucedió en el día. Que hubo apoyo para más de 200 familias. Que se les ha obsequiado ayuda alimentaria. Que se preocupa por el pueblo. No mencionarán al joven que que gritó "¡Váyanse al carajo, panistas maricas!" ni al anciano al que la edecán con camiseta empujó. Ni a la señora con niños a la que le negaron los míseros mangos por llegar tarde. El encabezado sólo dirá "Apoyo a 200 familias"
-De ninguno en especial- parecía sorprendido- somos de una sociedad autónoma.
-Y...¿de dónde salió el dinero para eso, entonces?- cuestioné.
-Ya, chamaca, no le digas esas cosas al joven- me dijo mi madre. El tipo se vió aliviado y "por que le había caído bien" me dió uno de esos ridículos boletos a mí. También por eso fuí. A lo mejor nos servía para algo, y entendía a mi madre. Con la situación actual del país, que te regalen un bolillo duro es ya una bendición, lo que me parece repugnante es que lucren con la necesidad de la gente. Comentaba hace ya bastante tiempo con Valencia y con Rico que la política es sólo un negocio en el que se dan falsas esperanzas, donde se aplican métodos incorrectos y se basan en problemas inexistentes para luego lucrar con el problema real resultante de toda la metodología. Y parece que funciona, por que cuando llegamos a la placita, ésta ya estaba atascada de gente. Ancianos, mujeres, niños, personas de mi edad y más jóvenes estaban reunidas. Parecía que iba a ser un evento en grande. Eran las 11:00 am y el sol estaba casi en su cenit, el calor estaba insoportable y todos tenían la esperanza dibujada en el rostro. Las señoras llevaban su "bolsa para cadáver" y comentaban sobre lo que pasaría. Esperanza.
Pasaron cerca de dos horas y la brigada no llegaba. Algunos, ya desesperados, decidieron irse. Muchos de nosotros no había comido absolutamente nada antes de salir, y si traías dinero, comías en cualquiera de los puestecitos miserables de ahí, si no, no. Nosotros éramos de los tantos que no traían dinero, pues se suponía que la cita era a las 11:00 y no se tardarían más de media hora en entregar lo que se supone darían. Fue entonces cuando empezaron a repartir propaganda electoral de "Vota PAN".
-¿No que no eran de ningún partido?- pregunté. El tipo se limitó a sonreírme, pero fulminándome con la mirada, entregándome el folleto de colores chillantes con el nombre de un sujeto que yo no conocía, postulándose como diputado local. Pasaron más de 40 minutos y nosotros seguíamos ahí, parados, como imbéciles. Vaya, para tardarse tanto debía ser una despensa muy bien surtida. Llegó entonces un camión lleno de tipos con la camiseta panista, echando porras con la hipocresía al máximo nivel. "¡PAN! ¡PAN! ¡VOTA POR EL PAN!" me gritó una chica de lentes, mientras me daba una playera y una banderita ridícula. Un tipo de no más de 25 años, haciendo gala de "experiencia" nos dió un sermón sobre las necesidades de Xochimilco, y en especial, de nuestro pueblo.
-...¿entonces van a votar por el PRD de nuevo, para que no les cumpla? ¡yo doy la cara por ustedes si nos dan la oportunidad!- No sabía mentir. Su lenguaje corporal no decía nada. Bueno, sí. Mentiras. Manipulación. Echarle carrilla al PRD, al PT y a los demás partidos. Oratoria experta en el debate y la mentira, a pesar de su juventud. Muchas personas hicieron una porra al tal Rodrigo. Mi hermano arrojó la playera al piso, ante la mirada atónita de las "porristas" con camiseta panista.
Llegan tres horas tarde...nos dejan en el sol...y además nos obligan a escuchar mentiras. Mentiras que muchos creyeron, para que al final, formados en dos filas y a empujones, recibiéramos una bolsa con cuatro mangos. Cuatro mangos, eso es lo que vale el voto, el tiempo, la necesidad, las mentiras, el cansancio. Me salí de la fila antes de fuera mi turno. El candidato me miró, me sonrió, y dijo "¿Qué no quieres tus manguitos?". Sólo pude sonreirle, con el mismo cinismo que él.
Que vamos a estar mejor. Mentiras. La necesidad hace que la gente venda su libertad, su dignidad, por que el instinto de supervivencia es más fuerte que todo. Ahora, en su página de internet, los editores deben estar reescribiendo lo que sucedió en el día. Que hubo apoyo para más de 200 familias. Que se les ha obsequiado ayuda alimentaria. Que se preocupa por el pueblo. No mencionarán al joven que que gritó "¡Váyanse al carajo, panistas maricas!" ni al anciano al que la edecán con camiseta empujó. Ni a la señora con niños a la que le negaron los míseros mangos por llegar tarde. El encabezado sólo dirá "Apoyo a 200 familias"
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