Hay veces que un juego, una simple partida de "Gato" contigo mismo puede dejarte exhausto. Hay veces que un simple tropiezo te lleva inevitablemente a otro, y a otro. Son ocasiones en las que tienes un letrero de "imbécil" en la frente, pegado, cuando resulta que el criminal es más inocente que el juez, y éste más culpable que tus culpas propias. Cuando la sal de los labios de cualquiera calcinan, hacen daño, perturban, olvidan...cuando los cuentos ya no son sólo cuentos, y "gato" es más que un pasatiempo, una forma de paliar el aburrimiento. Es cuando todo tiene ese toque, ese impulso de preguntar ¿por qué?.
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"Érase una vez un niño" comenzaba aquella historia. "que se enamoró de una niña. Pero esa niña fue a dormir con el lobo feroz".
Se trata de tu propia historia, pensé, pero seguí escuchando.
"El lobo la seducía, le robaba su poca inocencia, al grado de que ella no salía de la cueva del lobo gallardo sin recibir su merecido premio corporal. El niño enamorado de la niña no tenía idea de las atrocidades tan seductoras que la niña había sufrido (o disfrutado)...y continuaba enamorado, locamente enamorado de ella.
"Imposible no estarlo. Ella era dulce, franca, hermosa y alegre como el cielo de abril. Sin embargo, un día al saber de las cosas que sucedían en la cueva del lobo, narradas con detalle por los labios seductores de esa niña. El niño, ingenuo, devastado por la noticia, decidió huir a un lugar donde las niñas no disfrutaran de los placeres con los lobos. Sin embargo, su angustia fue tan grande que, hasta ahora, a pesar de que han pasado años, ha aprendido a vivir con ese dolor..."
-Los lobos son sólo lobos- comenté-
-...que te quitan lo poco que tienes en un instante...-
Imposible sentirse mejor... a lo mejor es suficiente
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Si lo pudiste hacer mejor, no lo lamentes, nunca lo harás igual dos veces. Y nada importa lo suficiente. De alguna manera logré que mi mejor amigo adoptara también esta filosofía de vida, a pesar de que no es de las mejores ni de las más optimistas. Más bien a él le quedaba más la de "Cosecha lo que siembres". Pero Iván, como yo, se cansó de cosechar miserias y tener que saquear continuamente cultivos ajenos, pero también por fortuna en medio de la sequía siempre hay algo que lo vale. Y el Dios Bipolar en el que todos confiamos a veces insiste en pisotearme, quitar las fuerzas que me permiten seguir, el orgullo, la irreverencia, el coraje. Y mis escuderos me retienen con fuerza, aunque ellos mismos estén cayendo. Por que tengo a aquel niño enamorado del cuento, traído de un universo paralelo donde los lobos no son más que lobos, donde las niñas no son más que niñas. Donde las princesas son más humanas, acaso más pendejas pero menos ingenuas. Un juego de "Gato", un juego de azar, una moneda, aquel niño, uno que otro amigo
Imposible sentirse mejor...a lo mejor es suficiente
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