Ir al contenido principal

No me agradan las fiestas

Desde las 5:00 am empecé a recibir llamadas de todas partes del país, de familia que no conozco y que es posible que jamás llegue a conocer. Básicamente hablaban para lo mismo: ¡Feliz cumpleaños, hija!
Así, cumpliendo dieciocho años no me siento especial, ni hice planes para nada, ni tampoco quería nada. No sé si por que me ha entrado la menopausia anticipada o sólo es que soy amargada por naturaleza, pero francamente me parece algo estúpido celebrar un año más cuando puedes celebrar siempre. No soy afecta a las fiestas, ni a los regalos, preferiría que esta fecha pasara desapercibida. Pero para mi familia es necesario "alegrarme un poco el día" con una comida que terminara con un montón de parientes que no conozco completamente ebrios recitando un conmovedor discurso acerca de cumplir quince años. Si, dije quince, hace un rato un pariente de Coahuila me felicitó por mis quince primaveras. Bastardo.

Decidí hacer este escrito por que reflexionando, tengo dieciocho años medio malgastados y medio bien aprovechados. Sí, así es, una situación tibia. He sido la peor persona, la peor novia, la peor amante, antisocial, prejuiciosa y cretina, pero no creo que todo sea tan malo. He sido buena amiga, y muy honesta, tanto que puede casi compararse con ser ojete, pero ese no es el punto. Cuando cumples años no todo es irse de antro o con los amigos a embriagarte, no sólo es recibir regalos (aunque eso no está nada mal). Como dije en la primera entrada del blog , el María siempre me ha sido negado, y ahora, cumpliendo años, sigue siéndolo. Ya no me importa como antes, al grado que ya no me importa nada, es una especie de metamorfosis en la cual hay cosas que te interesan nada y hay otras que parecen adquirir sentido. La judía que viene del Mar. Le pedí a mi madre me ayude a cambiar mi nombre, quitando por fin el "María" que sólo me ayuda a hacer más grande mi CURP, a fin de que, en el trámite de la IFE no tenga que cargar con lastres del pasado. Cosas que vas olvidando y de repente ya estás sumergida de lleno en los problemas cotidianos. Antes me era muy difícil estresarme en el tráfico, Sabina solucionaba todo, con los audífonos cantando sólo para mí. Ahora ni él, ni Calamaro, ni Linkin Park, aunque me siguen gustando, quizá más, son capaces de sacarme de este atolladero, pero tampoco me importa por que, a fin de cuentas, se le llama "vida". Y entonces, Abigail sonríe, me da una palmada amistosa y sacudiendo su rizada cabeza, con una sonrisita petulante lo llama "Crisis de los 18"

No sé si sea una crisis, pero es que me voy sintiendo harta de la situación. Ni siquiera un gorrito de cumpleaños me hace feliz. No me gustan las fiestas por ello, por que de repente me pongo bohemia y empiezo a mirar las cosas de una manera más clara, sintiéndome casi filósofa y mirando que la gente no lo ve como yo, decido volver a lo que era. Una persona que cumple años una vez más.

                                                          


Resumiendo, esto no es un arreglo floral por tu santo,
solo sombras que en noches de insomnio me alfombran el canto,
sobre nuestras cabezas silbaban calumnias, payolas,
mano a mano las fuimos driblando a puertita gayola.






Comentarios

Entradas más populares de este blog

La teoria politica de los Fruti Lupis y la revolucion de Sam el Tucan

Ayer en la noche mis hermanos Alex, Mateo y yo estabamos alimentándonos sanamente con mi vicio de los fruti lupis. Entonces nos preguntábamos si es que alguna vez habían existido los fruti lupis o si todo era producto de un delirio colectivo del pueblo mexicano. "El otro día pensaba en esto tambien" -comentaba Alex- "y supongo que debe haber una prueba de que habían existido, algo asi como que hubiera una caja, por ahí, que dijera así: Fruti Lupis". Al principio yo había dudado de mi memoria, seguro que todo era porque así escuchaba que decían los adultos cuando era chica. Digo, todavía no sabía leer (y mucho menos en inglés) cuando empecé a comer cereales coloridos y ultra azucarados. La cosa es que cuando Alex mencionó la palabra "caja" de repente un foquito se me prendio,  ¿ quien decia que no habia ninguna pinche caja de Fruti Lupis?. Sí....en algún momento, tal vez, sólo tal vez, existió una caja que decía Fruti Lupis. Pensemos bien. Todavía te cre

El joven de ojos canela.

Grandes y asustados, la miraban. Era un par de ojos imposibles de olvidar; dulces y oscuros como caoba. que parecían encerrar secretos que ella quería descubrir. Diez botellas vacías de cerveza al rededor del cuarto de hotel, música que alguno de los dos (quién sabe en qué punto de la velada) se dió el tiempo a poner. Conforme el hombre se fue acercando, mil imágenes la asaltaron: la traición, el dolor que ella conocía bien no quería infringirlo. Sin embargo, Café Tacuba canta para ella: "tú mañana ya te fuiste/pero antes me dijiste 'el futuro es hoy'". Y sin pensarlo demasiado probó con ansias los suaves labios rosas que ofrecían una dulzura y un embrujo tales que, un trío de cervezas más tarde, ella comprobaría entre besos y sábanas: un mar entero de emociones no todas negativas. La mañana llegó, y con ello la resaca. El joven de ojos canela miró con devoción el cuerpo desnudo que yacía a su lado y lo besó con tanta ternura como la noche anterior, antes que cayeran

Comercio con almas

“En el verano de 1980, Zana Muhsen, adolescente de quince años de edad, se preparaba para las que iban a ser las vacaciones mas excitantes de su vida. Viajaba con unos amigos de su padre que la habían invitad o a su casa. Era la primera vez que cogía u n avión  e iba a conocer Yemen, el país de su padre. Ella solo conocía Birmingham, su ciudad. A  pesar de sentirse inglesa de pies a cabeza, ansiaba conocer ese maravilloso país que su padre tantas veces le había descrito: la belleza de sus paisajes, las tr avesías por el desierto a lomos de un  camello, las casas encaramadas en los acantilados, la arena dorada, las palmeras, el sol, el mar intensamente azul… ¡incluso iba a poder cabalgar, a  pelo, a lomos de un caballo! Su hermana menor, Nadia, también viajaba a Yemen, pero lo  haría unos días después. . El tra ye ct o fue agotador: varias horas de avión con una escala interminabl e en Damasco, despu é s, otra larga espera y otro avión más y, finalmente, un Land Rover alquilado hast