Ir al contenido principal

Memorias II

Hace frío y la gente cubre su rostro crispado por la soledad en una bufanda, decididos cambien a usar una máscara interna para estar presentables en la sociedad, ocultando lo que realmente es y lo que realmente piensa. El viento te susurra incoherencias y te recuerda aquella madrugada, que es un punto de partida y de comienzo, una similitud entre los borrachos y los insomnes. Viento frío, como los corazones que son casi incapaces de sentir siquiera lástima por el niño que vive debajo de aquel puente. Se me acerca un anciano, que me pide un cigarro para el frío.
-No es usual que una señorita fume, y menos de éstos- me dijo mientras extendía la cajetilla de Malboro Blanco.
Sólo atiné a asentir y sonreír con delicadeza. No era la primera vez que me decían eso.
..........................................................................................................................
..................................................................
......................................
..................
..........
Crímen y secuestros son cada vez más frecuentes, y nadie se aterra tanto si aparece un muerto en su calle. Hace ya bastante tiempo, justo enfrente de mi casa, un chavito de diez años murió atropellado por un pinche microbusero que iba platicando con su vieja. Por andar caldeando no se fijó en que el pequeño atravesaba la calle en su bicicleta y no se dió cuenta hasta que oyó el grito horrorizado de la gente alrededor. El chico murió al instante, y no tomaron las placas, el sujeto se peló. No tengo nada en contra de los microbuseros, pero la mayoría son unos hijos de la chingada. Cortó de un tajo una vida apenas iniciada, entre las ruedas se llevó la tranquilidad de una sociedad y se coló el dolor de una madre, así como las lágrimas de una familia. Hasta parece una película de ciencia ficción todo lo que vivimos a diario, como si el apocalipsis estuviera cerca. Y no me extrañaría que de repente amaneciéramos un día con la bonita noticia que al planeta le quedas nada más que 24 horas. Entonces las redes de internet, teléfono y celulares se saturarían con millones de llamadas y mensajes. "Te quiero" "Te cuidas" y hasta "Siempre te amé pero nunca te lo dije". Por eso, aunque me acusen de canalla o cínica, prefiero decir lo que pienso. Uno ya no sabe si sobrevivirá al día de mañana, es muy fácil perder la fe en todo y en todos. Has perdido la fe en que te suban el salario. Has perdido la fe en la políca, en la política, en la justicia. Y sobre todo en las personas. El casero llega a cobrarte la renta y como una cruel ironía, después de quitarte hasta el último centavo, te desea buenos días. Sí, es fácil perder la fe.

                                             

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La teoria politica de los Fruti Lupis y la revolucion de Sam el Tucan

Ayer en la noche mis hermanos Alex, Mateo y yo estabamos alimentándonos sanamente con mi vicio de los fruti lupis. Entonces nos preguntábamos si es que alguna vez habían existido los fruti lupis o si todo era producto de un delirio colectivo del pueblo mexicano. "El otro día pensaba en esto tambien" -comentaba Alex- "y supongo que debe haber una prueba de que habían existido, algo asi como que hubiera una caja, por ahí, que dijera así: Fruti Lupis". Al principio yo había dudado de mi memoria, seguro que todo era porque así escuchaba que decían los adultos cuando era chica. Digo, todavía no sabía leer (y mucho menos en inglés) cuando empecé a comer cereales coloridos y ultra azucarados. La cosa es que cuando Alex mencionó la palabra "caja" de repente un foquito se me prendio,  ¿ quien decia que no habia ninguna pinche caja de Fruti Lupis?. Sí....en algún momento, tal vez, sólo tal vez, existió una caja que decía Fruti Lupis. Pensemos bien. Todavía te cre

El joven de ojos canela.

Grandes y asustados, la miraban. Era un par de ojos imposibles de olvidar; dulces y oscuros como caoba. que parecían encerrar secretos que ella quería descubrir. Diez botellas vacías de cerveza al rededor del cuarto de hotel, música que alguno de los dos (quién sabe en qué punto de la velada) se dió el tiempo a poner. Conforme el hombre se fue acercando, mil imágenes la asaltaron: la traición, el dolor que ella conocía bien no quería infringirlo. Sin embargo, Café Tacuba canta para ella: "tú mañana ya te fuiste/pero antes me dijiste 'el futuro es hoy'". Y sin pensarlo demasiado probó con ansias los suaves labios rosas que ofrecían una dulzura y un embrujo tales que, un trío de cervezas más tarde, ella comprobaría entre besos y sábanas: un mar entero de emociones no todas negativas. La mañana llegó, y con ello la resaca. El joven de ojos canela miró con devoción el cuerpo desnudo que yacía a su lado y lo besó con tanta ternura como la noche anterior, antes que cayeran

Comercio con almas

“En el verano de 1980, Zana Muhsen, adolescente de quince años de edad, se preparaba para las que iban a ser las vacaciones mas excitantes de su vida. Viajaba con unos amigos de su padre que la habían invitad o a su casa. Era la primera vez que cogía u n avión  e iba a conocer Yemen, el país de su padre. Ella solo conocía Birmingham, su ciudad. A  pesar de sentirse inglesa de pies a cabeza, ansiaba conocer ese maravilloso país que su padre tantas veces le había descrito: la belleza de sus paisajes, las tr avesías por el desierto a lomos de un  camello, las casas encaramadas en los acantilados, la arena dorada, las palmeras, el sol, el mar intensamente azul… ¡incluso iba a poder cabalgar, a  pelo, a lomos de un caballo! Su hermana menor, Nadia, también viajaba a Yemen, pero lo  haría unos días después. . El tra ye ct o fue agotador: varias horas de avión con una escala interminabl e en Damasco, despu é s, otra larga espera y otro avión más y, finalmente, un Land Rover alquilado hast