Ir al contenido principal

De un lado menos, del otro, mas.

Íbamos por la séptima cerveza y Temo ya estaba mas pedo que nunca. Bueno, iban por le séptima cerveza por que yo solo tuve el gusto de destaparla con los dientes y observar como los demás se ponían hasta la madre, mientras lloraban a sus amores perdidos. Marcelo, Temo y Sadami son amigos...o algo parecido. A Marcelo lo conocí en una de las múltiples fiestas preparatorianas a las que asistí en mis meses de gloria, a Temo lo conocía hace poco menos de tres meses y a Sadami lo conocí esta tarde. Y sin embargo los tres habían ya establecido un lazo de confianza como si ya me conocieran, inducidos quizá por el comiteco amargo de la cerveza. Aunque, siendo sinceros, a mi también me dieron un "no-se-que" que me inspiraron algo de simpatía, misma que hizo que los cuidara y tolerara con buen humor las pendejadas que un borracho suele hacer. Incluso Temo me invito a formar parte de su grupo tocando la guitarra, entre rola y rola de Sabina, entre trago y trago de cerveza. Cuento con que se le olvide, de hecho, cuento que me olviden, el tomar con desconocidos, o al menos observarlos beber como si la botella guardara algún secreto, tiene quizá algo de poético cuando tus amigos ocasionales están descorazonados, hablándote de lo mucho que aman a x chica.

Miento si digo que estaba hasta la madre de ellos, la verdad es que si me agradaron bastante. Son de esos borrachos que se ponen a filosofar y por alguna extraña fuerza divina sus fumadas tienen bastante sentido, me recordaron un poco a mi hace algunos meses. Este trío de chicos fueron lo mas cercano a un amigo/hermano que he llegado a tener. No tiene nada de especial. Son estúpidos, ebrios, a veces castrantes, despreocupados...y sin embargo los tipos ignoraban que me daban lo que yo busque por tanto tiempo al menos por un instante: un verdadero amigo, alguien a quien pudieras decirle todo y es sabría si aconsejarte o limitarse a mirarte en silencio. Temo me observo por un largo rato, y lo mire yo tambien. Y senti esa sensación de haber encontrado un amigo, aunque, claro, como dije, cuento con que se olvide de mi. A Marcelo lo considero casi mi mejor amigo, muy excéntrico pero buena onda a su manera, y mas que un buen compañero de peda con quien se puede contar para ir por unas chelas, es mas como un hermano pequeño.

Esta tarde significo mas que una peda con sujetos desconocidos, tampoco hay nada poético en esto. Lo poético viene cuando te das cuenta que no eres ni la mitad de lo feliz que puedes ser, cuando estas descuidandote demasiado y, por un lado tienes la presión de buscar de quien enamorarte por que estas enamorado del amor. Y del otro lado sientes mas presión por parte de tus sensaciones mas racionales, cuando eres presa de tus propios defectos que crees que son tus mayores virtudes. Y encuentras personas que tienen todas las virtudes que detestas y ninguno de los vicios que admiras.

                                         


Comentarios

Entradas más populares de este blog

La teoria politica de los Fruti Lupis y la revolucion de Sam el Tucan

Ayer en la noche mis hermanos Alex, Mateo y yo estabamos alimentándonos sanamente con mi vicio de los fruti lupis. Entonces nos preguntábamos si es que alguna vez habían existido los fruti lupis o si todo era producto de un delirio colectivo del pueblo mexicano. "El otro día pensaba en esto tambien" -comentaba Alex- "y supongo que debe haber una prueba de que habían existido, algo asi como que hubiera una caja, por ahí, que dijera así: Fruti Lupis". Al principio yo había dudado de mi memoria, seguro que todo era porque así escuchaba que decían los adultos cuando era chica. Digo, todavía no sabía leer (y mucho menos en inglés) cuando empecé a comer cereales coloridos y ultra azucarados. La cosa es que cuando Alex mencionó la palabra "caja" de repente un foquito se me prendio,  ¿ quien decia que no habia ninguna pinche caja de Fruti Lupis?. Sí....en algún momento, tal vez, sólo tal vez, existió una caja que decía Fruti Lupis. Pensemos bien. Todavía te cre

El joven de ojos canela.

Grandes y asustados, la miraban. Era un par de ojos imposibles de olvidar; dulces y oscuros como caoba. que parecían encerrar secretos que ella quería descubrir. Diez botellas vacías de cerveza al rededor del cuarto de hotel, música que alguno de los dos (quién sabe en qué punto de la velada) se dió el tiempo a poner. Conforme el hombre se fue acercando, mil imágenes la asaltaron: la traición, el dolor que ella conocía bien no quería infringirlo. Sin embargo, Café Tacuba canta para ella: "tú mañana ya te fuiste/pero antes me dijiste 'el futuro es hoy'". Y sin pensarlo demasiado probó con ansias los suaves labios rosas que ofrecían una dulzura y un embrujo tales que, un trío de cervezas más tarde, ella comprobaría entre besos y sábanas: un mar entero de emociones no todas negativas. La mañana llegó, y con ello la resaca. El joven de ojos canela miró con devoción el cuerpo desnudo que yacía a su lado y lo besó con tanta ternura como la noche anterior, antes que cayeran

Comercio con almas

“En el verano de 1980, Zana Muhsen, adolescente de quince años de edad, se preparaba para las que iban a ser las vacaciones mas excitantes de su vida. Viajaba con unos amigos de su padre que la habían invitad o a su casa. Era la primera vez que cogía u n avión  e iba a conocer Yemen, el país de su padre. Ella solo conocía Birmingham, su ciudad. A  pesar de sentirse inglesa de pies a cabeza, ansiaba conocer ese maravilloso país que su padre tantas veces le había descrito: la belleza de sus paisajes, las tr avesías por el desierto a lomos de un  camello, las casas encaramadas en los acantilados, la arena dorada, las palmeras, el sol, el mar intensamente azul… ¡incluso iba a poder cabalgar, a  pelo, a lomos de un caballo! Su hermana menor, Nadia, también viajaba a Yemen, pero lo  haría unos días después. . El tra ye ct o fue agotador: varias horas de avión con una escala interminabl e en Damasco, despu é s, otra larga espera y otro avión más y, finalmente, un Land Rover alquilado hast